Salamanca Imperdible

verdeTú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo.

Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño. Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos, tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en rojotus páramos. Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto. Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla.

Oro en sillares de soto de las riberas de Tormes; del viejo saber remoto guarda recuerdos conformes. Hechizo salmaticense de pedantesca dulzura; gramática del Brocense, florón de literatura.

fucsiaAy mi castilla latina con raíz gramatical, ay lengua que se declina por luz sobrenatural. Beato trovero lego, en litúrgico descanso, cantó con pluma de ganso sobre la piel de borrego. ¡Qué floridas iniciales y doradas, qué armonía entre el canto, letanía, y los rasgos conventuales!

La mano con que estofara a la Virgen cada estrofa iluminó con estofa de la tintura más rara. ¡Qué rayas las de los versos, qué vocales tan redondas, y cómo ruedan sus ondas por los renglones más tersos! Se oye el silencio que exhala el canto de la escritura, y se siente la ternura de pluma que vivió en ala.

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D. Miguel de Unamuno.

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