Del dicho al hecho: ¡Agua va!

al dichoSacado de un maravilloso libro y de nuestra sabiduría popular , del boca a boca y de las frases de nuestros antepasados, nos disponemos a explicar como de los hechos del pasado vienen los dichos del presente. Esta frase se utiliza cuando alguien se desboca o se excede en la crudeza de su conversación y está a punto de “derramar” sobre quienes le escuchan palabras injuriosas o desbocadas.

Expresión con que se avisaba a los transeúntes cuando desde alguna casa iban a echar a la calle agua o inmundicia. Como se sabe, por regla general, las ciudades medievales no disponían de sistemas de alcantarillado y, en el mejor de los casos, sólo contaban con regueros de agua que, discurriendo por las calles, arrastraban las inmundicias y basuras.

En aquellos tiempos, la forma habitual de deshacerse del agua vaagua sucia, los desperdicios, los orines y las aguas mayores originadas en las casas con que contaban los ciudadanos era la de arrojarlos por la ventana. Y así hacían sin más escrúpulos o cuidados que el de avisar la acción a los posibles viandantes mediante el grito de ¡agua va!, que es de imaginar que no siempre llegara a tiempo. Hay que suponer que, dado lo precario y peligroso del sistema, en muchas ocasiones no sería éste el único grito que se oyese en la escena, aunque los demás no parecen oportunos reproducirlos aquí.

 

Chus Huertas.

Guía turístico.