Salamanca tiene mucho arte
La charrada salmantina, camino de ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
El Ministerio de Cultura incluye este baile típico de Salamanca dentro de los bailes folclóricos de España a salvaguardar
C.A.S. 25.12.2018 | 11:53
La danza española está viva y se caracteriza por su riqueza y diversidad a lo largo y ancho del territorio español. Por ello, el Ministerio de Cultura ha iniciado los primeros trámites para declarar la Danza Española como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial en un texto donde incluye la charrada de Salamanca dentro de los bailes folclóricos a salvaguardar, difundir y perpetuar por su «valor como expresión cultural histórica, artística e identitaria», junto con los bailes flamencos, el baile bolero y la danza estilizada.
Del amplio repertorio de danzas de Castilla y León, el Ministerio destaca en el documento el baile al agudo de Burgos, los rondones de Segovia, Soria y Burgos y las charradas, cuya particularidad es que el cuerpo y la cabeza se mantienen firmes, «teniendo toda la gracia en el trenzado que hacen con los pies (borneos)».
Los bailes charros perdieron fuelle hace más una década pero se han vuelto a «poner de moda» y cada vez son más los ciudadanos de todas las edades y ambos sexos que aprenden esta danza tradicional en asociaciones vecinales y culturales de la ciudad y en pueblos. Así lo confirma Marcos García Pacheco, que junto con Bruno González, miembros de la Asociación Cultural Folclore Charro, se encargan desde hace doce años de impartir clases de baile y percusión charra en el barrio de San Bernardo a más de medio centenar de alumnos, además de otros casi cien en varias localidades.
La charrada es lo primero que se enseña en las clases, por ser lo más sencillo. «Es lo que representa a los charros, sin quitarle mérito a otros bailes», asegura Marcos García, que asegura que «tiene futuro» y va a seguir «en auge».
El borneo es el movimiento básico que deben aprender los alumnos para realizar todos los pasos. «En la charrada lo principal es el movimiento de pie y tobillo. En ninguna provincia de Castilla y León bornean. Es un pequeño matiz pero cuesta hacerlo», revela el profesor. Los niños lo aprenden casi a la primera y los adultos, a su ritmo, pero la clave está en la práctica » a base de horas y horas» hasta que el pie esté completamente suelto.
El giro de pie y tobillo propio de la charrada se hace al ritmo de la música y se hace en «efecto espejo» con la pareja. Las manos también son importantes en la charrada. Ellos, «como si pusieran banderillas». Ellas, a la altura del pecho. Ellos estáticos. Ellas, con un ligero movimiento de brazos acorde con los pies.
Marcos García, el profesor de estas clases en Asanber, se subió a los 10 años a los escenarios y desde entonces no ha dejado de bailar y aprender. «Lo vivo. Si me lo quitan, me muero porque no es sólo bailar en los escenarios sino disfrutar de la fiesta del folclore. Yo defiendo nuestra cultura», explica. En sus clases, los alumnos confiesan que los bailes charros «enganchan». Muchos llevan casi una década en las sesiones de perfeccionamiento. Una hora de clase supone más ejercicio que una hora de gimnasia, aseguran.
Lo que echan de menos, tanto profesores, asociaciones folclóricas como alumnos es más apoyo institucional al folclore de la provincia, como hacen en otras regiones como el País Vasco, por ejemplo. «Aquí no se valora nada. En Zamora hay escuelas oficiales, en Burgos hacen un festival internacional impresionante y cuando salimos fuera de Salamanca nos valoran mucho más por los bailes, el traje y sus abalorios», señalan.
Más allá de la charrada, en Salamanca se enseña y se difunden otros bailes y palos: jota y fandango charro, picado y fandango serrano y campeño (más difíciles de bailar), perantón, bailes típicos de la Ribera, de Entresierras o de Peñaparda, éste último casi en extinción al ser más difícil de bailar siguiendo el ritmo del pandero.